PREGON DE LAS FIESTAS DE LA BOBADILLA
AÑO 2008
Dignísimas Autoridades de Alcaudete, Dignísimas Autoridades de la Bobadilla, Dignísimo Pueblo aquí presente.
Vais a permitirme que el prólogo de este pregón contenga unas palabras de recuerdo cariñoso para todos aquellos que nos dejaron y muy especialmente para Pilar, mi esposa.
Cuando se me propuso por nuestro querido Alcalde la encomiable tarea de hacer un pregón me di cuenta que en mí no se podrían apreciar las dotes literarias necesarias para cumplir con tan importante encargo; solo el entusiasmo y sobre todo mi orgullo de ser Bobaillero, justifican mi atrevimiento y mi modesta participación. Por ello solo me es posible hacer este pregón atendiendo a la llamada y el sentir de mi corazón permanentemente comprometido con esta tierra.
Cuando empecé a escribir todo lo que llegaba a mi mente eran recuerdos de mi infancia y de mi lejana juventud en mi pueblo. Aunque sé que no es correcto relatar mi pasado en un acto tan singular, pues el pregonero no debe pregonar su propia persona, ni convertirse en protagonista de una fiesta que es de todos, también considero que los recuerdos son para compartirlos. De mi infancia recuerdo especialmente el Cortijo donde vivíamos, las correrías con mis hermanos, las ferias de mi pueblo, y alguna que otra anécdota que a mis hijos y nietos he contado hasta cansarlos, créanme.
Entre estas permítanme que les cuente que en el año 1942 vine a vivir a la Bobadilla desde el Cortijo Nuevo. En una de las visitas de las dueñas al Cortijo me preguntaron qué trabajo hacía yo allí. Les dije la verdad “ recoger la aceituna que dejaban atrás los aceituneros” y muy orgulloso les dije que también había aprobado el ingreso en el Instituto de Martos. La prueba consistía en hacer una división y un dictado breve y sin dificultades”. Se miraron las dos señoras, madre e hija, y me dijeron: es muy difícil, casi imposible que los hijos de los obreros puedan estudiar, esto me llegó tan hondo que todavía no lo he podido olvidar. Está demostrado que no tenían razón. Muchos casos del pueblo se podrían citar.
Efectivamente muchos de nosotros somos herederos de la cultura del hombre pobre, que se sabe cercano y solidario de su vecino porque ambos dependían de la tierra, del tiempo y de las tempestades. El pueblo hasta hace unos años ha sido un mundo y todo el mundo para cuantos vivíamos en él. Cuando las comunicaciones no rompían el cerco de la vida propia, cuando los viajes no traían rostros nuevos y pocos salían de él, sino para hacer el servicio militar o para ser hospitalizado en Jaén y para poco más. Pero nuestros antepasados nos dejaron su huella, unos valores, valores de un pueblo, en el que yo y tantos otros crecimos, y entre los que os aseguro se encuentra la solidaridad y la unidad.
Ahora bien si yo hago elogio de aquello es para reclamaros con urgencia la creación integradora de lo nuevo. Si hoy hago aquí memoria del pasado vivido es para que, apoyándome en ello, fundamentando en esos pilares de grandes y hermosos valores que todos tenéis, se construya un porvenir que engrandezca la vida de este nuestro pueblo.
Me consta que hay muchas personas que se preocupan por el pueblo; que trabajan por el bien del pueblo. Solo necesitamos un momento de reflexión para apreciar la mejora en nuestra calidad de vida, nos hemos convertido en Entidad local autónoma, habéis construido casas, habéis creado pequeñas industrias, habéis ampliado nuestros servicios e instalaciones, habéis recorrido un largo camino y ahora gozamos de las mejores herramientas para edificar ese futuro que nuestro pueblo reclama.
Sabemos que están en marcha otros proyectos que en teoría y desde el desconocimiento que aún tenemos parecen que son ambiciosos, como lo son el Polígono industrial, la Residencia para mayores, el Hotel o la Policía municipal. Y también sabemos de los temores y recelos que despiertan empresas de esta índole, pero posiblemente detrás de ellos, estén muchos puestos de trabajo y el porvenir de la Bobadilla.
Tomemos decisiones. Hagámoslo desde el consenso, en el foro adecuado. Los pueblos se hacen con decisiones valientes y si nos equivocamos nos equivocaremos todos y siempre habrá otra oportunidad, y si acertamos en ello va nuestro futuro. Haríamos la peor historia de nuestro pueblo si la que nos ha tocado vivir la hiciéramos desde la indiferencia o desde panfletos sesgados y oportunistas.
Desde aquí mi reconocimiento y respeto al equipo joven que nos gobierna en el ámbito municipal, y que está luchando por el progreso de nuestro pueblo, con esfuerzo, con capacidad, con ideas renovadas e innovadoras que representan un futuro esperanzador para el pueblo.
Para terminar, he reservado la mejor esquina de este pregonero para los mas jóvenes, a los que por vocación y profesión he dedicado mi vida.
Nadie como vosotros maneja la esperanza, nadie como vosotros fabrica ilusiones, pero sólo se cumplen cuando vuelan en alas del estudio y del trabajo.
Tenéis lo que no tuvimos los jóvenes de muchas generaciones anteriores, aquellos que nos íbamos con el corazón “partío” para poder estudiar, fuera de nuestro pueblo. Y no olvidéis esto, la educación ofrece valiosos frutos, y no me refiero sólo a la formación y a la cultura. Los valores éticos y morales- a los que muchas veces nos referimos como un tópico, y de pasada, como si no tuvieran importancia- también mejoran el país y nuestras vidas. Pensemos en el asombroso movimiento que ha brotado en nuestro país en contra de la brutalidad terrorista, de la violencia racista, la violencia de género y la injusticia, y que no se ha dado hasta que valores como la solidaridad y el rechazo a la violencia han conseguido extenderse y prender en la conciencia de los españoles. Pues bien, la difusión de estos y otros valores positivos e imprescindibles es tarea fundamental de la educación, y su práctica es también la obligación de un pueblo creciente y mejor dispuesto para el futuro. La Bobadilla seguirá escribiendo su historia con la tinta que ahora estamos preparando y os puedo asegurar que esa tinta joven y abundante mejora cada día en formación, en cultura y en los valores que forjan un futuro justo, libre y próspero que revertirá en el desarrollo personal, en el crecimiento demográfico, económico, cultural y social de nuestro pueblo. Desde aquí también una respetuosa mención a los docentes que ejercen esta importante tarea en la Bobadilla.
Queridos vecinos, estos son días entrañables en los que prácticamente nadie falta a la cita, en donde la alegría une las diferencias. Es el momento de dar un abrazo a esos amigos, de disfrutar de nuestra fiesta. Todos sabemos que desde hace años nos acompañan además gentes que han venido de muy lejos buscando en nuestro pueblo su sitio para vivir. La Bobadilla ha sido tierra de emigrantes y por ello debemos sentirnos orgullosos de que estas personas nos acompañen. Nosotros debemos facilitarles su integración y además debemos aprovechar su presencia entre nosotros para conocer sus múltiples culturas.
Como bobaillero quiero desearos felicidad y alegría a rebosar en estas fiestas y como no, testimoniar al Alcalde mi gratitud por la elección tan inmerecida del pregonero que os habla Solo me resta concluir con unos sabios consejos sacados del libro D. Quijote de la Mancha, una obra de hombres libres, que os quiero dedicar:
“
Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que
vienes de labradores; y préciate más de ser humilde virtuoso, que pecador
soberbio. Innumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos han subido a la
suma dignidad pontificia o imperatoria; y de esta verdad te pudiera traer tantos
ejemplos, que te cansarán”.
Fdo: José Olivencia Vera
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